La difusión es uno de los fines archivísticos en auge. La ciudadanía acude cada vez con más frecuencia a los archivos en busca de información para averiguar sus orígenes, resolver sus problemas legales, conocer la memoria familiar, conseguir apoyo a sus derechos... El interés por la memoria histórica, la demanda de ocio cultural o la consciencia de lo importante de las relaciones comunitarias demandan profesionales capaces de emplear información de muy diversas fuentes y épocas.
De ahí que la Paleografía sea indispensable a quienes trabajan con documentación manuscrita, bien para describirla correctamente y facilitar su consulta y difusión presenciales o mediante recursos TIC, bien para utilizarla en productos culturales. Por su parte, la Diplomática permite establecer la autenticidad y fiabilidad de los documentos.
La formación de ACAL en ambas ciencias historiográficas comprende dos cursos. Este primero se dedica a las escrituras de la Plena y Baja Edad Media. Otro, posterior, cubrirá desde el siglo XVI a las no siempre sencillas escrituras de la Edad Contemporánea. Aunque se puedan realizar por separado, son complementarios y en conjunto ofrecerán una preparación de base suficiente para transcribir las diversas escrituras antiguas.