Predecesora de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ésta carta fue expedida el 12 de junio de 1215 en Runnymede por el rey Juan I de Inglaterra (1167-1216), y es considerada la base constitucional británica.
Si bien la Carta Magna es considerada la piedra angular de la democracia moderna y del sistema jurídico anglosajón, Gran Bretaña carece hasta el día de hoy de una Constitución escrita. El país dispone de una Constitución consuetudinaria, que se compone de diversas convenciones, leyes y compromisos contractuales.
De las 53 cláusulas originales de la Carta Magna, solo tres están actualmente vigentes en Inglaterra y Gales: el derecho a la justicia y a un juicio justo; la libertad de confesión y las libertades históricas de la ciudad de Londres.
El documento sigue teniendo importancia, según la historiadora Emm Johnstone, del Royal Holloway College, aunque muchos británicos no tengan conciencia de eso en la actualidad. En opinión de la académica, ese vacío de conocimientos podría llenarse si se vinculan los documentos históricos con debates actuales, como el relativo a la vigilancia de los datos de Internet. “La gente joven reflexionaría entonces sobre lo que esas libertades significan para el día de hoy”, apunta.
En su aniversario, la Biblioteca Británica ha presentado de manera conjunta las cuatro copias originales que se conservan actualmente. Las copias han estado expuestas en la Cámara de los Lores para conmemorar los ocho siglos que se cumplían éste mes, de su creación.
Una vez finalizada la exposición, las copias volverán a sus lugares originales. Dos de ellas se custodian en las catedrales inglesas de Lincoln y Salisbury. Y las otras dos en la Biblioteca Británica (Londres).
“La exposición supone un momento muy emocionante e histórico, ya que por primera vez se exponen de manera conjunta las cuatro copias que se conservan”.
Claire Bray
Directora de manuscritos medievales
Biblioteca Británica
Cari Hernández