Hace unos días los medios de comunicación se hacían eco de una sobrecogedora noticia: un fraile dominico iraquí es el responsable de que los importantes manuscritos de Mosul y Qaraqosh, que dan testimonio de la presencia cristiana desde el nacimiento de la Iglesia, se hayan salvado después de la toma del territorio en medio del difícil conflicto que azota el país.
En palabras del propio fraile hemos podido conocer cómo se llevó a cabo dicha intervención, y relató la forma en la que se protegieron los manuscritos: "Evacuamos en camión una buena parte de los manuscritos de Qaraqosh a Erbil, en el Kurdistán (iraquí), que se encuentra a 70 kilómetros". Al llegar a la frontera, se impidió el paso del vehículo y el religioso tuvo que confiar estos tesoros culturales a las familias que cruzaban la frontera para huir de la violencia. "Estábamos ahogados en medio del inmenso éxodo de poblaciones cristianas y yazidíes, que huían masivamente para refugiarse en Erbil", recordó. Los documentos fueron recuperados y dispuestos en un lugar discreto, días antes de que las bibliotecas de sus dos ciudades originarias fueran destruidas.
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"Era absolutamente necesario que esos manuscritos, conservados en la biblioteca de los dominicos en Mosul y luego en Qaraqosh (también conocida como Bajdida), escaparan a la destrucción sistemática del patrimonio cultural mundial”. El fondo incluye textos sobre historia, filosofía, espiritualidad cristiana y musulmana, literatura o música, escritos en arameo, siriaco, árabe o armenio.
Los manuscritos, excepcionales por su caligrafía y sus miniaturas, dan además testimonio de la antiquísima presencia del cristianismo entre los ríos Tigris y Éufrates. Razón por la cual querían ser eliminados por parte de extremistas radicales.
Pero el hermano Najeeb explica que estos documentos "son como un puente entre las civilizaciones, que dan fe del pasado y dicen muchas cosas sobre el presente".
Cari Hernández López