El momento en el que el monte Vesubio entró en erupción el 24 de agosto del año 79 d. C., en pleno auge de la civilización romana, hizo que las ciudades de Pompeya y Herculano fueran arrasadas, llevándose consigo un pedazo de historia, personas y recuerdos. Las ciudades quedaron sepultadas por ceniza volcánica.
En el siglo XVIII fue descubierta una biblioteca en Herculano que se cree que perteneció al cuñado de Julio César. Dicha biblioteca posee cientos de rollos de papiro, los cuales parecen trozos de carbón o troncos quemados.
Los científicos desde este momento han buscado la manera de desenrollar el soporte calcinado sin destruirlo. Entre las dificultades encontradas estaba la distinción entre el material vegetal y la tinta de carbón utilizada para escribir. Se trata de volúmenes quemados casi por completo, por lo que es difícil desenrollarlos sin que queden reducidos a cenizas.
Lo que se había estado haciendo hasta el momento era desenrollar pequeños fragmentos de papiros con ayuda de cámaras infrarrojas, pero esto suponía dañar los rollos, así que abandonaron dicha práctica. Fue en 2009 cuando Brent Seales utilizó por primera vez rayos X para ver el interior de dos papiros. La idea estaba bien, pero no se pudieron leer las letras.
En la actualidad, científicos del Instituto de Microelectrónica y Microsistemas en Nápoles (Italia) están utilizando una técnica denominada tomografía de fase de rayos X, utilizada en medicina para ver las estructuras de tejidos blandos. Lo que hace es detectar el contraste de cómo los materiales refractan. Gracias a esta técnica han conseguido distinguir el relieve de la tinta conservada sobre el material calcinado, el cual superó los 300 ºC. Vito Mocella, responsable del estudio, ha explicado que la tinta no llegó a penetrar en las fibras del papiro, sino que se quedó en la superficie, lo que ha permitido el uso de dicha técnica.
Uno de los manuscritos encontrados posee características similares a los textos del filósofo y poeta epicúreo Filodemo, por lo tanto, se puede tratar del mismo autor.
Nos encontramos ante un hallazgo importante y gracias a las nuevas investigaciones y tecnologías podemos rescatar la historia que quedó sepultada en esta erupción tan brutal que arrebató la vida a ciudades enteras.
Beatriz Mimosa