Entre el periodo clásico y la conquista española, los mesoamericanos utilizaron la cochinilla, extraída del insecto Dactylopius coccus, en sus diversos manuscritos pero también como pintura mural, pintura de jícaras, en cosmética y en el teñido de ropas, pelos y plumas.
Además, este material era denominado nocheztlaxcalli y derivaba del nombre del insecto (nocheztli) y del nombre otorgado a la referencia del colorante de la cochinilla (tlapalli). Además, existían diversos colores siendo, los más utilizados, el tlacuahuac tlapalli que se obtenía calentando la cochinilla y mezclándola con alumbre y otros materiales, el tlapalnextli que se lograba mezclando la cochinilla con yeso o ceniza y el camopalli que se generaba al mezclar la cochinilla con alumbre y goma de orquídea.
Por último, se deduce que la cochinilla era el principal colorante utilizado en la elaboración de pintura para códices puesto que se podía mezclar y tratar con diversos materiales para obtener una amplia gama de colores, de los que derivan las múltiples palabras para referirse a ellos.
Alberto Fraile